martes, 29 de diciembre de 2009

ANTE LA CRISIS, AUTOGESTION Y COOPERATIVISMO


Cada vez somos mas los que creemos que para salir airosos de esta crisis sistémica lo que se necesita es una transformación profunda en las relaciones de propiedad, dicha transformación debería favorecer el cambio en tales relaciones propiciando que seamos los propios trabajadores, los propietarios y gestores de las empresas. Existe hoy una percepción generalizada de que el Capital no ha estado a la altura de las circunstancias y que sus comportamientos han llevado a la crisis(grandes trust bancarios y financieros-inmobiliarios así como la gran parte de las cúpulas empresariales-especulativas). Y, así señalamos como sujetos de nuestra crítica no sólo al capital financiero sino también al mundo de las grandes empresas, han fallado. Descargando su responsabilidad,una veza mas, sobre las supuestas excesivas demandas de los trabajadores, que hemos provocado de este modo la bancarrota de aquellas empresas que se han visto empujadas por nosotros a EREs. En realidad el salario promedio de los trabajadores de este país, así como nuestros beneficios laborales y sindicales han ido bajando –no subiendo- en los últimos treinta años. El fracaso de tales empresas se debe ,además de la reducción en la demanda provocada por la crisis , a la continuación de un sistema productivo obsoleto y perjudicial para los intereses del planeta y su gente, basado en el despilfarro del petróleo y de los demás recursos naturales(tal como los campesinos , los grupos ecologistas y los sindicatos hemos intentado exponer en la catastrófica cumbre de Copenhague). En muchas empresas españolas no son los trabajadores sino los gestores de las grandes empresas los que se han equivocado. Por eso la gran importancia de dar mucha más voz a los trabajadores en la dirección de las empresas, lo que alcanza su máximo desarrollo en el movimiento cooperativo. Ahora bien, hay principios en la filosofía del cooperativismo que vale la pena incorporar en las relaciones laborales. Cuando las cosas van bien, el 40% y el 45% de los resultados se distribuyen entre los trabajadores, y el resto en reservas. Y cuando las cosas van mal (como es la situación actual), los sacrificios se reparten entre todos, dando prioridad al empleo. Haciendo innecesarios los EREs o los pactos a la "alemana". Por eso la destrucción de empleo ha sido mucho menor que en el resto de los sectores no organizados en cooperativas. De ahí la gran importancia que, entre las medidas propuestas por el Gobierno y por el resto de las autoridades públicas Autonómicas y Locales, para resolver el desempleo, se potenciara el movimiento cooperativo como medida para aumentar la eficiencia económica y la cohesión social en el mundo del trabajo.