miércoles, 19 de abril de 2017

Quien no ha comido fresones?



Quien no ha comido fresones?.


El fresón es un tipo de fresa de mayor tamaño, con forma de corazón y de color rojo vivo cuando está maduro. Resulta muy sabroso y asequible económicamente en las grandes superficies comerciales.



Lo que poco sabemos es que "nuestros" fresones pagan royalties, todos proceden de dos especies de origen americano del género Fragaria. La especie Fragaria virginiana se cultiva actualmente con el nombre de "Little Scarlet" para la elaboración de mermeladas. La segunda especie, Fragaria chiloensis produce un fruto rosado o blanco con marcado sabor a piña. Esta especie ha originado por medio de hibridaciones la mayor parte de variedades de fresón comerciales.
La superficie destinada al cultivo de fresas en España es mas o menos, 9.000 hectáreas, lo que supuso una producción de 313.000 de las cuales 5.800 hectáreas localizadas solo en Huelva.



Las grandes cadenas de supermercados españoles son las culpables apenas comercializan variedades diferentes de frutas y verduras. Sólo sobreviven en los lineales las que más rápido crecen, las que más resisten los golpes del transporte y las que tardan más en pudrirse.
Todas las variedades tienen diferencias imperceptibles: tienen un aspecto idéntico y saben todas igual: a nada.



Todo este empobrecimiento en la diversidad genética no sólo tiene consecuencias en el sabor de estas frutas y verduras, perdiendo propiedades organolépticas, como el, sabor, la textura, su olor y el color, sino que también tiene consecuencias nefastas para la salud de los consumidores. Científicamente se aprecia una reducción considerable en estos frutos de micronutrientes, de zinc y de otros elementos orgánicos.
Grandes multinacionales como Monsanto, Basf o Dow se encuentran tras este negocio increíble.
Sólo preocupadas por el negocio y no por la salud de los consumidores sólo se preocupan por preservar y patentar las semillas eficientes y rentables y eliminando el resto.
Junto con la venta de estas semillas, crece el negocio de los pesticidas y los abonos adaptados a las variedades dominantes.



El riesgo de la pérdida de diversidad alimentaria es una amenaza para la salud de la Humanidad, especialmente en tiempos de drásticos cambios climáticos.






Si defendemos los derechos de los campesinos y de las personas que trabajan en las áreas rurales trabajaremos para construir y reforzar la Soberanía Alimentaria donde nuestros valores sociales, culturales, económicos y políticos estén plenamente respetados y confirmados.







¡¡NO A LOS TRANSGÉNICOS¡¡

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